lunes, 6 de diciembre de 2010

Thalatta

Thalatta

Vivir en la frontera, cuando ésta es variable e imprevisible, es un modo de situarse en el mundo, una manera de intentar capturar la cadencia y el movimiento, las multitudes del agua.

Vivir en la frontera del mar es convertirse en un ladrón de intimidades, un devorador de secretos que navega, a pesar de todo, con la conciencia de que nunca alcanzará más que los límites, nunca irá más allá de una orilla que juega con trampa, porque ella sí es infinita.

Vivir en la frontera del mar es un proyecto, por definición, interminable.

1 comentario:

  1. Un placer encontrarte aquí, lejos del jaleo aunque muy cerca de la bravura de la mar y su estabilidad.
    Me gusta mucho la idea del proyecto que inicias.
    Un abrazo y que disfrutes.
    Paco.

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