El sueño del navegante tiene forma de ruleta, oscura percepción de los destinos que deseamos intuir, aun a sabiendas de nuestra incapacidad para las certezas.
Así, cada rumbo y cada viaje, cada amor y cada sombra te van convirtiendo en un superviviente de la incertidumbre, un náufrago afortunado que conserva su presencia en esto que llamamos vida, y que llenamos con ruidos y palabras.
Por eso, desesperadamente, buscamos el silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario