¿Es posible vivir al margen, no implicarse en nada que pueda conmovernos, mantenerse a la distancia precisa que evite hasta las salpicaduras?
"Cuando el viejo Chang-Yong estaba a punto de morir, Lao-tse se acercó a su lecho: "¿No tienes nada que revelarme?". Abriendo la boca, el moribundo preguntó: "¿Todavía tengo lengua?". Lao-tse asintió. "¿Y mis dientes?" "Todos los has perdido." Chang-Yong volvió a preguntar: "¿Te das cuenta de lo que esto significa?". "Quizá quieres decirme -repuso Lao-tse- que los fuertes perecen y los débiles sobreviven." "Así es -dijo el maestro-, y con esto hemos agotado todo lo que hay que decir sobre el mundo y sus criaturas." Y murió."
(Hsi K'ang, versión de Octavio Paz)
Como te dije en su día, la luz de esta imagen es irresistible, imposible no conmoverse ante ella.
ResponderEliminarUn abrazo.